Reseña «El Elemento», por Ken Robinson

En el post de hoy, como has podido adivinar por el título, hablaremos de «El Elemento», una obra de Ken Robinson. Si te soy sincero, este artículo debería haberlo escrito hace un mes, cuando me terminé el libro, pero, por cuestiones de la vida (vagancia), no lo hice.

Así que, se me planteaban dos opciones: o volverme a leer el libro y hacer una reseña completa o confiar en los apuntes sobre el libro de mi yo del pasado. Y, para qué engañarnos, he optado por la segunda opción.

Por tanto, lo que encontrarás a continuación será una mezcla de todo aquello que fui apuntando y que me resultó interesante, sin ningún orden ni concierto. Considéralo un «desgranando el libro para hacer un post decente». Estoy ansioso por ver cómo queda (aunque, si lo estás leyendo, significa que ha pasado el filtro).

El Elemento, un resumen breve

Dado que hace un tiempo que terminé el libro, se me hace complicado hacer una síntesis en condiciones. Sin embargo, la idea central del libro es esta: descubrir tu «Elemento» y, a través de su práctica, alcanzar una vida plena y feliz.

Llegados a este punto, te preguntarás (o no, pero sígueme la corriente): pero, ¿qué es el Elemento? No te preocupes, aquí va una definición exacta, para que no te quepan dudas:

El Elemento es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Cuando una persona ha encontrado su Elemento hace lo que le gusta y al hacerlo se siente realmente ella misma: el tiempo transcurre de manera diferente y se siente más viva, más centrada y llena de vida que en cualquier otro momento.

De esta definición podemos extraer una idea básica: el Elemento es aquella actividad que absorbe tu tiempo y atención, provocándote una sensación de plenitud. Y, no me refiero a nada místico.

Que el tiempo pase volando cuando estás pintando o escribiendo es un claro ejemplo de estar en tu Elemento. Otros autores hablan de estar «en flujo», refiriéndose a la misma sensación de presencia (para más información, puedes leer «Fluir»).

netflix
Aun no está claro si ver Netflix puede considerarse tu «Elemento», pero todo se puede hablar…

Estar «en la zona» o «en tu Elemento» significa, sencillamente, realizar una actividad que disfrutas, se te da bien y es capaz de aportarte felicidad y sentido. Vamos, como cuando yo me pongo a escribir chorradas y chistes tontos por aquí.

Para acordarme poco del libro, lo hemos salvado. Creo que con esta breve introducción has podido entrar en materia, por lo que, ahora, podemos pasar al meollo: datos sin sentido ni orden que me han parecido interesantes y que, quizá, también encuentres interesantes. Que lo disfrutes. 🙂

Lo mejor de «El Elemento»

El Elemento, estar en la zona y la creatividad

El libro hace espacial hincapié en los problemas de la educación tradicional y sus efectos en las nuevas generaciones. Según Robinson, la educación tradicional y las convenciones sociales provocan en el niño inseguridades a medida que crece, cortando su creatividad e impidiéndole ser tal y como es.

Por otro lado, expone las diferencias entre inteligencia y creatividad, tal y como las concibe la sociedad. Para Ken, la inteligencia y la creatividad van de la mano y se complementan. De hecho, la forma más elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa.

Además, defiende la existencia de múltiples inteligencias. Un niño no es más inteligente o creativo por sacar buenas notas, ya que ambas características no son medibles a través de un examen estandarizado. Cada persona tiene su «Elemento«, siendo válidos todos y cada uno de ellos.

estudiar
A ver cómo explico yo que mi inteligencia no son las matemáticas, sino subir memes…

Cuando estás en tu Elemento, tu trabajo es capaz de inspirar a los demás. Estar «en la zona» te conecta con tu yo más natural, pudiendo contribuir a un nivel mayor. Tal y como cita la obra:

Estar en la zona es estar en lo más profundo del Elemento, de aquella ocupación que absorbe nuestro tiempo y atención y nos hace sentir plenos.

En términos coloquiales, la zona es aquello que denominamos «pasión». Pero, a diferencia de nuestro concepto de pasión, el «Elemento» no llega de forma divina, sino que surge tras una experimentación y descubrimiento de uno mismo. Qué filosófico me ha salido…

Lo siento en los intestinos…

Una de las cosas que descubrí leyendo «El Elemento» es que disponemos de un segundo cerebro, en este caso, en los intestinos. Se denomina sistema nervioso entérico y se encuentra en las envolturas de tejido que revisten el estómago, esófago, intestino delgado y colon.

Se encarga de controlar el aparato digestivo y advierte sobre el hambre y la saciedad, a la par que evita la entrada de sustancias invasoras y dañinas al cuerpo. Esto explica la expresión «sentir en los intestinos», cuando tenemos una corazonada o reflexionamos sobre un problema. Aquí os dejo un vídeo que puede darnos más detalles:

Un vídeo sencillo de «tragar»…

Y, para más información, un vídeo denso:

La creatividad en los equipos

Para Robinson, la creatividad dentro de un equipo de trabajo es fundamental. Tal y como apunta:

Los equipos creativos son dinámicos. La diversidad de talentos es importante pero no suficiente. Las diferentes formas de pensamiento pueden ser un obstáculo para la creatividad. Los equipos creativos encuentran la forma de utilizar sus diferencias y energías, no sus puntos débiles. Tienen un proceso mediante el cual sus fuerzas se complementan, a la vez que compensan las debilidades de cada uno. Son capaces de desafiarse entre sí como iguales, y tomar las críticas como un incentivo para avivar el juego.

Los equipos creativos están bien definidos y solo están juntos durante el tiempo que quieren o deben para terminar el trabajo, ya que se reúnen para hacer algo específico. En la mayoría de equipos, cada individuo no es imprescindible y, en cualquier reunión o toma de decisiones, puede ser sustituido. Los equipos creativos se sobreponen a la superficialidad y apuestan por trabajar de forma profunda colectivamente (el cómo hacerlo está explicado en mi anterior post).

Un gran ejemplo de equipo creativo es el que formó Abraham Lincoln durante su presidencia en los Estados Unidos. Lincoln reunió a 4 de sus mayores adversarios y opositores, todos ellos expertos en su campo. Gracias a su deseo por mejorar el país, fueron capaces de utilizar sus diferencias y discusiones como una forma de crear nuevas ideas y mejorar su propia administración.

En ocasiones, ser un creído funciona

Robinson apuesta por creer que eres algo antes de serlo. Si escribes por afición pero estás en el proceso de querer vivir de tus obras, empieza a definirte como «escritor» o «escritora».

tony stark
No lo suelo decir, pero en mi mente me creo genio, millonario y filántropo. Me falta la armadura.

Esta estrategia, dentro del mundo estadounidense, recibe el nombre de «Fake it till you make it» o «Fíngelo hasta que lo seas». Sinceramente, nunca he sido muy partidario de esta filosofía, pero debo admitir que, puesta en práctica correctamente, puede ser útil. La clave, en mi opinión, es, más que pregonar tu verdad a los demás, convencerte en tu fuero interno. Engañarte a veces funciona, aunque son pocas.

El «entrenamiento por visualización»

Hablemos ahora del ejemplo de Suzanne Peterson, directora gerente de una firma de preparadores, profesora y bailarina de campeonato. Según el autor, Suzanne se valía de una poderosa visualización para memorizar y practicar pasos de baile, lo que la llevó a ganar diversos campeonatos. Pero, ¿cómo lo hacía, teniendo en cuenta su apretada agenda?

En sus propias palabras:

«Estudiaba el baile como cualquier otra ciencia académica, con una visualización enorme. Me sentaba en los aviones y me imaginaba participando en todos los bailes. Así que, cuando no podía ensayar físicamente, lo hacía mentalmente. Podía sentir la música. Podía sentir las emociones. Podía ver las expresiones faciales. Y, al día siguiente, llegaba al estudio de baile y lo hacía mejor. Mi pareja de baile decía: «¿Cómo has mejorado tanto de un día para otro? ¿No estabas volando a Filadelfia?, y yo contestaba: «Oh, ensayé en el avión». Y, literalmente, llegaba a practicar hasta dos horas ininterrumpidas en mi cabeza

Esta técnica la he denominado el «entrenamiento por visualización». Me ha parecido muy interesante y lo conecto con la meditación productiva de Cal Newport, detallado en otro post.

Si no puedes dejar tu trabajo, sé un «pro-am»

En el libro se define el concepto de «pro-ams», como aquella persona que practica su pasión fuera del trabajo, pero con una energía y dedicación que se dan pocas veces en aquellas actividades que se realizan durante el tiempo libre. Esta práctica, según la obra, ayuda a compensar trabajos poco estimulantes.

frustrado
Menos mal que, al llegar a casa, podré seguir con mi colección de chapas de botella.

Para cultivar tu Elemento, no hace falta dejar atrás tu vida anterior ni tu trabajo, sino saber complementarlos. Es difícil y no se especifica mucho sobre el tema en la obra, pero me ha parecido un concepto interesante.

Conlusión

Esta ha sido una breve reseña sobre El Elemento, por Ken Robinson. Desde aquí, pido perdón a los amantes de este gran libro, por si la reseña no ha estado a la altura.

Es cierto que no es la más completa del mundo, pero creo que aporta una visión distinta y datos interesantes. Aun así, el libro tiene mucho más que aportar, por lo que te recomiendo echarle un vistazo. Te dejo aquí un enlace a Amazon:

Lo dejo por aquí. Ha sido un placer, como siempre. Espero que te haya gustado, que encuentres tu Elemento y que tu equipo de fútbol gane la Liga.

Un abrazo, 😉

-Javier

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