Hace pocas semanas me topé con uno de esos libros que te hacen reflexionar. «No More Mr. Nice Guy» (2003), del autor y terapeuta Robert A. Glover, es una joya escondida, un libro corto pero conciso, que esconde mucho más de lo que aparenta.

En esta obra, el Dr. Glover aborda el tema al que ha dedicado la mayor parte de su carrera como terapeuta: el síndrome del «Nice Guy» o del «chico bueno». En este post, intentaré (intentaremos) responder a 3 preguntas, tal y cómo detalla el libro:
- ¿Qué es un «Nice Guy»?
- ¿Es malo serlo?
- ¿Debería dejar de serlo y cómo hacerlo?
Antes de nada, decir que el contenido de esta entrada parte de mi interpretación del libro. Si te sientes identificado con el arquetipo de «chico bueno», te recomiendo que leas la obra completa. Por otro lado, si eres mujer y estás leyendo esto, te aviso de que el libro está enfocado hacia el género masculino, lo que no quita que pueda serte útil o que ciertos comportamientos de «Nice Guy» puedan estar presentes en el género femenino.
Índice
¿Qué es el síndrome del «Nice Guy»?
Tras años de estudio y, gracias a las experiencias de los múltiples hombres a los que ha asesorado, el doctor Glover ha extraído las características del típico «chico bueno» o «Nice Guy». A continuación, citaré algunas de ellas, aquellas que considero que mejor ilustran este modelo de comportamiento:
- Buscan la aprobación de los demás, amoldando su personalidad según el tipo de persona que tienen enfrente y escondiendo sus defectos.
- Esconden y reprimen sus emociones, huyendo del conflicto. No saben manejar sus sentimientos.
- Les resulta muy difícil de anteponer sus necesidades y decir «no».
- Dan con el único propósito de recibir algo a cambio.
- Se sienten atraídos por las situaciones y personas que necesitan ser arreglados, ofreciendo su ayuda para sentirse útiles.
- Creen que su masculinidad es peligrosa y la reprimen.
- Están convencidos de que, si actúan correctamente en todas las situaciones y son «buenos», los demás les querrán, podrán satisfacer sus necesidades y llevarán una vida sin problemas.
- Creen que la clave de su felicidad consiste en hacer felices a otros, aunque ellos no lo sean.
Estas son algunas de las características que definen al típico «Nice Guy». Quizá te sientas identificado con alguna o la totalidad de ellas, lo que tampoco asegura que lo seas (aunque, déjame decirte que, si has llegado hasta esta página de forma premeditada, es muy posible que seas un «chico bueno»).
Habrás notado que hay rasgos que no tienen por qué ser negativos e, incluso, puedas pensar que no hay nada de malo en ser un «Nice Guy». La realidad es distinta y, valiéndome de las palabras de Glover, te mostraré por qué deberías evitar caer en esta definición.
¿Por qué ser un «chico bueno» es algo malo?
Varias de las características expuestas anteriormente nos pueden brindar pistas sobre el título de este apartado. Tras la máscara de persona buena y amable, se esconde un ser peligroso. Guiado por una necesidad de aceptación y un miedo terrible a mostrar sus defectos, el típico «chico bueno» podrá ser deshonesto, manipulador y capaz de mentir con tal de quedar en buena posición a los ojos de los demás.
Su necesidad de validación externa le impedirá definir límites y mirar por sus necesidades. Además, su incapacidad de mostrarse tal y como son les vuelve personas solitarias, ya que son incapaces de forjar relaciones profundas. Este hecho se acentúa en relaciones de pareja o íntimas, pues todo lo relacionado con el sexo les provoca una profunda incomodidad e inseguridad.
Antes hablaba de que eran seres peligrosos, aunque esto no quiere decir que, a la mínima, vayan por ahí acuchillando a la gente (o no suelen hacerlo). Son peligrosos porque no saben manejar sus emociones y tienden a reprimir su rabia. Esto explica por qué pueden ser encantadores un día y, al siguiente, ser capaces de provocar mucho daño, a través de conductas pasivo-agresivas y del victimismo.
Pero, sin lugar a dudas, el mayor daño es el que se provocan a ellos mismos. Al ser incapaces de entender y dar cabida a sus emociones, viven en una mentira, mostrando su cara más alegre cuando son puro resentimiento e infelicidad por dentro.

Origen del síndrome
Tal y como se explica en el libro, el síndrome del «Nice Guy» nace de una gestión incorrecta del miedo al abandono y el egocentrismo propio de la infancia. Todos hemos experimentado los dos factores anteriores durante nuestros primeros años de vida (en mayor o menor medida), tratándose de sucesos necesarios para nuestro correcto desarrollo.
El arquetipo de «chico bueno» también ha sido víctima de estos defectos y miedos de la infancia, pero no ha sido capaz de gestionarlos correctamente, llegando a culparse por ello. Ha vivido situaciones de abandono o insatisfacción y, erróneamente, ha determinado que, si en un momento puntual no se siente atendido, se debe a su mal comportamiento. En su corta experiencia, ha decretado que la única solución es la siguiente: hacerlo todo perfecto.
En su inocencia, empieza a formarse la idea de que, si su comportamiento es perfecto, los adultos estarán dispuestos a prestarle plena atención y a atender todas sus necesidades. A medida que va creciendo, extrapola este comportamiento a todos los ámbitos de su vida y, cuando comprueba que, por muy «bueno» que sea no recibe de los demás el suficiente aprecio (o lo que él considera suficiente aprecio), comienza a reprimir sus emociones de incomprensión y rabia.
El impacto de la sociedad moderna
Durante las últimas décadas, las reglas del juego han ido cambiando. Los movimientos en pos de la igualdad de género han derivado en un necesario impulso en el papel de la mujer dentro de la sociedad. El cambio de conciencia global ha permitido asentar las bases de una igualdad entre hombres y mujeres y, si bien queda camino por recorrer, los avances han sido notables.
Por otro lado, los terrores de la Segunda Guerra Mundial asentaron las bases de un futuro marcado por la paz. La generación «baby boom» tuvo que enfrentarse a un mundo incierto, construyendo una nueva sociedad global que superase los antiguos rencores de la guerra. Esta sociedad se concentró en las grandes ciudades, culminando el predominio de lo urbano frente a lo rural.
Las figuras paternas comenzaron a estar menos presentes en el día a día de los hijos, debido a los nuevos trabajos de 9 a 5. Las relaciones forjadas a través de actividades propias del mundo rural, en las que los jóvenes aprendían de sus mayores, prácticamente desaparecieron y, con ellas, los valores que pretendían transmitir.
Esta serie de factores ha supuesto un duro golpe para el concepto de masculinidad. Los jóvenes, desnutridos de correctos referentes de los cuales aprender y azotados por nuevas ideas radicales, han visto cómo el concepto de «masculinidad» ha sido deformado y tachado de retrógrado. La represión de sus instintos y emociones, por miedo a la crítica social, ha sido la vía que muchos jóvenes han decidido tomar, desarrollando aptitudes propias de un «Nice Guy».
Esto no quiere decir que haya conductas asociadas a la masculinidad que no sean correctas. El paso de una sociedad machista a otra igualitaria es crucial, pero debe encararse desde el planteamiento correcto. Biológicamente hablando, hombres y mujeres son distintos y, pretender que un hombre adopte un papel que no le corresponde, reprimiendo su masculinidad, va contra las leyes de la naturaleza (algo que no suele acabar bien).
Las generaciones actuales, conformadas por un número creciente de hombres que interpretan su masculinidad como algo negativo, siendo incapaces de gestionarla, son un hecho preocupante. Tomando como ideal a un «hombre sensible, correcto y nada conflictivo», los hombres viven frustrados intentando replicar un modelo inalcanzable.
El Dr. Glover no cree que la solución sea pasar al otro extremo. Un «hombre íntegro», tal y como plantea Glover, es aquel que abraza su masculinidad, entiende que hombres y mujeres son iguales y están llamados a cooperar entre sí, siendo capaz de establecer sus propios valores y actuar de acuerdo a ellos.
El papel de los padres
Otro punto interesante del libro es la relación entre una infancia problemática y el desarrollo del síndrome del «chico bueno». Muchos «Nice Guys» han tenido una relación conflictiva con su figura paterna, por lo que intentarán, por todos los medios, no caer en el mismo error que su progenitor. El hombre que se obsesiona con «no ser como su padre», caerá de lleno en una existencia marcada por un perfeccionismo insano, con tal de no repetir los errores del padre.
Quizá, como es mi caso, no hayas vivido una situación parecida, lo que no quita que aquellos adultos que te rodeaban en la infancia hayan podido influir en tu conducta. Las nuevas generaciones somos hijos de aquellos hombres que vivieron el cambio en el concepto de masculinidad. Muchos de estos padres han desarrollado conductas de “Nice Guy”, y, la falta de gestión de su propia masculinidad, ha derivado en la transmisión de estos comportamientos a las futuras generaciones.
Esto no quiere decir que sea culpa suya (y mucho menos de sus hijos), sino fruto de una sociedad en profundo cambio. Sin embargo, aceptar esta realidad puede ayudar a muchos jóvenes a detectar patrones propios del «chico bueno» y a ser capaces de trabajar en ello.
¿Cómo superar el síndrome del «Nice Guy»?
Como adelantaba antes, el Dr. Glover define al hombre íntegro, antagonista del «Nice Guy», como aquel que:
- Esta cómodo y abraza su masculinidad, actuando siempre desde el respeto.
- Hace lo que considera correcto y enfrenta las consecuencias de sus actos.
- Es directo y claro con sus emociones, siendo capaz de gestionarlas.
- Se acepta y quiere, haciéndose responsable de sus necesidades.
- Es capaz de dar sin esperar nada a cambio y de asentar sus valores y límites.
¿Cómo llegar a ser este hombre íntegro? Glover asegura que a través de un cambio de paradigma. El paradigma de un «Nice Guy» (aquello que sustenta sus valores y su forma de ver la vida) podría resumirse en lo siguiente:
«Si puedo esconder mis defectos y llegar a ser lo que creo que los demás esperan de mí, entonces seré amado, satisfaceré todas mis necesidades y tendré una vida libre de problemas»
No hace falta decir que este paradigma se apoya en creencias totalmente erróneas. Sin embargo, el «chico bueno» no es consciente de ello y si, pese a seguirlo fielmente no obtiene resultados, la única medida que tomará será intentarlo con el doble de energías, ya que le es imposible entender que pueda estar equivocado.

Para romper esa barrera, Glover nos da una serie de recomendaciones, que intentaré resumir a continuación. Aun así, para un verdadero cambio, será necesario consultar el material completo que ofrece el libro.
El primer paso
El primer paso puede parecer el más simple, pero es también el que guarda la mayor dificultad: la aceptación.
Aceptar que se está viviendo como un «Nice Guy» no es sencillo, pero es imprescindible para salir de ello. Cambiar tus valores es un importante reto personal, que solo surtirá efecto si viene motivado por una profunda determinación.
Los ejercicios que propone el libro persiguen un cambio radical de comportamiento, por lo que es recomendable que te apoyes en aquellos en los que confíes y les hagas saber tus intenciones, en especial si tienes pareja. Supondrá un reto para ambos y, como explica Glover, podrán ocurrir dos cosas: que, al abrirte y no reprimir tus emociones, tu pareja lo acepte y la relación se potencie, o que tu pareja se resista al cambio y decida (o decidas tú) acabar con la relación.
En ambos casos, el riesgo merece la pena, puesto que no deberías conformarte con convivir con una persona que no es capaz de aceptar tu verdadero yo.
Consejos prácticos
Glover nos brinda una serie de consejos que permitirán al «Nice Guy» romper con su paradigma. Quiero enunciarte algunos, aquellos que considero más efectivos, pero, como comentaba antes, mi recomendación es que leas la obra completa.
- Validación externa: buscar constantemente la validación de los demás es un rasgo típico de «Nice Guy». El ejercicio que nos propone Glover es apuntar todas aquellas acciones que realizabas para gustar a otros. Tras esto, deberás elegir una o varias de ellas y comprometerte a evitarlas durante un cierto periodo de tiempo. Sé consciente de cómo te sientes y de la posible ansiedad que pueda provocarte cambiar tu comportamiento.
- Acepta tus defectos: piensa por qué escondes tus defectos y qué ganas o pierdes con ello. Intenta identificar qué comportamientos utilizas para ocultar tus imperfecciones (culpar a los demás, tratar de remediar tus errores siendo «perfecto», poner barreras en tus relaciones, etc).
- Identifica tus «contratos no escritos»: un «Nice Guy» tenderá a convertir su vida en una transacción. Ayudará y se preocupará por los demás esperando recibir algo a cambio, pero sin comunicar sus expectativas al resto de personas. Lo que no entiende es que los demás no tienen por qué conocer este «contrato», volviéndoles resentidos y refugiándose en el victimismo. Si te sientes identificado, lo mejor que puedes hacer es aceptar tu comportamiento, entendiendo que la clave no es dar para recibir y llegando a ser capaz de comunicar tus expectativas y necesidades.
- Tiempo para ti: es importante que seas consciente de tus necesidades y que te preocupes por cuidarte. Pasar tiempo solo, escuchándote y entendiéndote será vital para dejar atrás tus creencias y actitudes de «chico bueno». Regálate un paseo, un masaje o una tarde con amigos. Disfruta y no te victimices por quererte.
- Pon tus necesidades primero: este punto está íntimamente ligado al anterior. Anteponer tus necesidades puede parecerte egoísta, pero es necesario que lo practiques si quieres respetarte. No quiere decir que te olvides de los demás y te conviertas en un narcisista, pero, de vez en cuando, valora el rumbo de tu vida y si esta respeta tus valores y necesidades. Te sorprenderás de cómo, dando espacio a los demás, estos se sentirán más cómodos contigo (lo creas o no, que alguien dedique su vida a complacerte puede llegar a ser estresante).
- Relaciónate con otros hombres: un «chico bueno» tenderá a sentirse más cómodo estando solo o relacionándose con amigas. Debido a su incapacidad para aceptar su masculinidad, las relaciones con otros hombres le harán sentir incómodo y acomplejado. Para acabar con sus antiguos patrones, un «Nice Guy» deberá ser capaz de desarrollar relaciones de calidad con otros de su mismo sexo. Puedes empezar por llamar a un amigo al que no veas desde hace tiempo y proponerle dar una vuelta.
- Deja atrás las expectativas: muchos «Nice Guys» viven frustrados por sus expectativas. Aunque repriman sus ideas y sentimientos, esperan que los demás se comporten de una determinada manera. Cuando esto no ocurre, se sienten defraudados y frustrados. La solución es tan sencilla como aceptar que es inevitable que no todo salga como uno espera. Si quieres que alguien cambie o actúe de cierta manera, tu única opción será comunicárselo, entendiendo que él o ella tienen la última palabra en su decisión.
- Expresa tus emociones: quizá se trate del punto más obvio, a la vez que el más complicado. Tus emociones y pensamientos nunca serán malos o buenos de por sí, pero sí lo será la forma en que los gestiones. Ser honesto contigo mismo y con los demás es crucial para dejar de lado el victimismo y poder coger las riendas de tu vida. Deja de reprimirte y permítete sentir.
Mi conclusión
Este ha sido un pequeño resumen del libro, según propia mi interpretación. Empecé la lectura teniendo claro que era un «Nice Guy» y, tras acabar el libro, mis sospechas se confirmaron.
Quizá no sea un «Nice Guy» propiamente dicho, pero sí que distingo ciertos comportamientos característicos en mí mismo. Durante años, he actuado como un «chico bueno», lo que me ha llevado a reprimir emociones y a seguir modelos erróneos. Encontré esta obra tras ser consciente de ello, pero habría dado lo que fuera por haber descubierto al Doctor Glover mucho antes.
Quiero recalcar que, al contrario que en múltiples ejemplos descritos en el libro, nunca he tenido relaciones conflictivas con mis mayores. Creo que han hecho un buen trabajo. La sociedad forja conductas y pensamientos en los jóvenes y, lo queramos o no, es algo que los padres no pueden evitar.
Vivimos en una sociedad con un síndrome de «Nice Guy» muy arraigado. Necesitamos reconciliarnos con nuestra masculinidad, adaptándola a esta nueva sociedad, pero sin perder su esencia. Debemos entender que, para vivir en igualdad, hombres y mujeres deben abrazar su naturaleza. entendiendo que son distintos entre sí, pero merecedores del mismo trato. Pero, para ello, aun nos queda mucho por aprender.
Si te sientes identificado con lo expuesto en este post, debes leer «No More Mr. Nice Guy». Más que una recomendación, es un deber moral. Hazlo por ti y por todos aquellos que te rodean. Quererte y respetarte es mucho más complicado que seguir adoptando el papel de víctima, pero, te lo digo por experiencia, merece la pena.
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