Pues, ayer ganó el Real Madrid C.F.
Como siempre, donde siempre.
Para un seguidor del FC Barcelona como yo, no fue la mejor noche del año.
Aunque, para respetar el aura de profesionalidad y respeto mutuo que reina en Internet, no queda otra que felicitar al campeón.
Ayer me preguntaba qué era aquello que hace que el Madrid no sea santo de mi devoción (por decirlo suave). Y, tengo la respuesta: el Madrid gana siempre, juegue mal, juegue bien o no juegue.
No cabe duda que, por historia, es el rey de Europa. Es especial. Tiene algo mágico en esta competición.
La garra. La casta. La épica. El espíritu de Juanito.
El Liverpool Football Club tiró 9 veces a puerta. El Madrid, 2. En un partido así, el 90% de las veces ganaría el conjunto que ha disparado 9 veces entre los tres palos. Pero el Madrid no entiende de probabilidades.
El Madrid llega, aguanta, encaja y, cuando todo parece perdido, se levanta y da la vuelta al marcador. Tienen razón: no lo podemos entender.
Todo esto viene a que, en mi trabajo, recomiendo no ser como el Madrid. Ayudo a otras personas a publicar su libro y, en estos casos, Benzema no aparecerá en el minuto 90 para meter de chilena.
Vamos, que la épica y el plan de «no tener un plan» funciona en los deportes, pero poco más.
De planes, sistemas y consejos de escritura y publicación hablamos en mi lista de correo. Cada día. Todos los días.
A veces, también de fútbol. Aunque más del Barça, no te voy a mentir.
Pues eso, que felicidades al Real Madrid C.F.
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P.D.: para el año que viene, a ver si nos vemos en la final. Confiemos en la Xavineta.