Cómo superé la hiperhidrosis

Si has llegado hasta aquí, seguramente sufras de hiperhidrosis o sudoración excesiva. Me llamo Javier y, desde hace 6 años, convivo con esta «alteración», día tras día.

Tras años de prueba y error, puedo decirte que he conseguido dejar la hiperhidrosis en un segundo plano. El sudor ya no condiciona mi vida y, viendo cómo tantas personas viven inseguras debido a esta afección, decidí recopilar en un libro los métodos que he seguido para reducir mi sudoración.

Soy consciente de las decenas de «trucos milagrosos» contra el sudor que se venden por Internet, por lo que, entiendo tu posible susceptibilidad. Por esta razón, he decidido, a lo largo de este post, explicarte los métodos que detallo en el libro, para que, si no quieres, no tengas que adquirirlo. Obviamente, la guía completa entra más al detalle, pero, con lo que te explicaré aquí, tendrás una buena base para empezar.

Soy consciente de que hablamos de salud, por lo que no quiero venderte nada. Yo también gasté mi dinero en «promesas» vacías, que, al fin y al cabo, no consiguieron reducir el sudor. Mi idea es que, una vez hayas leído este artículo, tengas las claves para combatir la hiperhidrosis. Adquirir el libro te ayudará, pero no es imprescindible.

Pero, para empezar, déjame contarte mi experiencia.

Mi historia con la hiperhidrosis

Quizá ya lo sepas, pero, de no ser así, te estarás preguntando: ¿qué es la hiperhidrosis? Según Internet: «la hiperhidrosis es una enfermedad caracterizada por una excesiva producción de sudor ecrino en uno o varios niveles del cuerpo, de forma crónica; condicionando las relaciones personales y las actividades sociales.»

Básicamente, sudar en exceso sin motivo aparente. El problema radica en una alteración del sistema nervioso simpático, afectando a la calidad de vida del paciente. Para que lo entiendas mejor, te contaré mi historia.

Hace unos 6 años, volvía a casa tras cenar con mis amigos. Era un día de principios de otoño y hacía frío (recuerdo volver a casa y, nada más llegar, quitarme el abrigo). Cuando me estaba cambiando, noté algo extraño: mi camiseta presentaba sendas manchas de sudor en las axilas.

Esto no tendría nada de extraño en otras condiciones, pero, con el frío que hacía en la calle, era imposible sudar tanto. No le di mucha importancia, pero, cuando la historia se repitió las semanas siguientes, empecé a preocuparme. Busqué información en Internet (cosa que no recomiendo tratándose de tu salud) y, por primera vez, me topé con la palabra «hiperhidrosis». Tenía hiperhidrosis y, desgraciadamente, sería para toda la vida.

La sudoración excesiva marcó los siguientes años de mi vida. Por aquel entonces, iba al instituto y, día tras día, vivía preocupado porque otros notaran el sudor de mis axilas o de mis manos. La sudoración se centraba en mis manos, pies y axilas y, llegó un punto en el que me aterraba el hecho de dar la mano a otra persona.

No poder tocar a otros por temor a ser juzgado es duro, aún más en la adolescencia. Mi armario se convirtió en una sucesión de camisetas blancas y negras, las únicas en las que el sudor pasaba desapercibido. Probé decenas de desodorantes, antitranspirantes y demás remedios, con escasos resultados. Compré libros sobre el tema y recorrí Internet de arriba abajo, buscando una solución. El sudor me estaba asfixiando y no podía seguir así.

6 años después, puedo decir que la hiperhidrosis ya no condiciona mi vida. Sigo sudando (mucho menos que antes), ya que es algo inevitable. También me sigo poniendo nervioso en determinadas situaciones, pero es algo puntual. Ya no vivo para ella y es mucho más de lo que habría podido imaginar años atrás.

Y, esta es mi historia. Como ves, no es nada espectacular: solo soy un chaval que, a fuerza de buscar e insistir, logró sobreponerse a un problema. Uno de tantos pacientes de hiperhidrosis. Por esta razón, no quiero venderte fórmulas mágicas. Tan solo te contaré lo que hice para llegar a este punto y, te aseguro que es más sencillo de lo que parece.

Cómo superé mi sudoración excesiva

La hiperhidrosis no tiene cura: vas a sudar más que una persona promedio, hagas lo que hagas. Por eso, no hablo de cómo «eliminé» el sudor, porque es imposible (aunque ciertas personas en Internet aseguren lo contrario).

El objetivo no es «no sudar nada», sino normalizar la situación para que la hiperhidrosis no ocupe todos tus pensamientos. Te habrás dado cuenta de que, cuanto más piensas en que estás sudando, más lo haces. La clave consistirá en, cuando comiences a sudar, no darle tanta importancia. Sé que es fácil decirle, pero requerirá de varios métodos, tiempo y paciencia.

A mí me llevó años entenderlo, y de ahí que decidiera escribir «Vivir sin sudor», el libro que recoge mi experiencia con la hiperhidrosis. El libro es un atajo para ahorrarte tiempo y dinero en métodos inútiles, pero, aun así, requerirá dedicación y paciencia. De todas formas, y como te decía antes, te daré las claves principales en este post.

Los 2 métodos que usé para reducir mi sudoración

Seguramente, no es la primera web sobre hiperhidrosis que visites, por lo que considero que estás informado de lo básico. Llevar una alimentación sana, descansar lo suficiente y hacer deporte son los pilares base para reducir el efecto de la hiperhidrosis, por lo que, en este artículo, tan solo los nombraré.

Obviando estos consejos básicos, quiero explicarte los 2 métodos en los que se basa el libro. El primero de ellos, se centra en la hiperhidrosis axilar, mientras que el segundo, en la palmar (aunque no lo haya probado, he leído que también puede aplicarse en la plantar).

Llevo utilizando estos métodos durante años y, a día de hoy, me siguen funcionando perfectamente. Cada persona es distinta y, lo que le funciona a una puede no hacerlo a otra, pero estoy seguro de que estás soluciones pueden paliar la sudoración de la gran mayoría de personas.

Método 1: Hiperhidrosis axilar

Desde que encontré este producto, mi sudoración en las axilas se ha regulado hasta niveles «normales». A partir del primer tratamiento, mis axilas se mantuvieron sin sudor durante varios días y, una vez pasado cierto tiempo, este volvió, pero en menor medida.

Estoy hablando de las toallitas Hiposudol, fabricadas por el laboratorio Viñas. Puedes encontrarlas en tu farmacia o en Internet y se deben aplicar por la noche, antes de irse a la cama. Si todo va bien, al día siguiente el sudor se verá muy reducido.

Toallitas Hiposudol
Este es el aspecto de las toallitas, aunque existen múltiples formatos.

Cuando las probé, me pareció cosa de magia. Mis axilas no sudaban en absoluto, ¡incluso cuando hacía deporte! Actualmente, las aplico cada 2 o 3 semanas, pero, al principio, las usaba 2 veces por semana. La frecuencia de uso dependerá de tu nivel de sudoración, pero, te advierto que, si tienes la piel sensible, es bastante irritante.

En su web, se detalla el modo de empleo y las recomendaciones generales, que te aconsejo seguir. Obviamente, tienes más información en el libro, pero, con lo visto hasta ahora, te es suficiente.

Método 2: Hiperhidrosis palmar (¿y plantar?)

El sudor en las manos era uno de mis mayores complejos, por lo que recorrí todo Internet buscando una solución. De esta forma, encontré lo que buscaba, el método para reducir la hiperhidrosis palmar: la iontoforesis.

Esta técnica, enmarcada dentro de la electroterapia, se basa en «introducir iones de sustancias activas a través de la piel, gracias a la aplicación de corriente continua de baja intensidad a los tejidos, mediante la colocación de 2 electrodos. El fundamento es que las sustancias iónicas poseen carga eléctrica y tienden a desplazarse hacia el polo de signo contrario, donde son absorbidas a través de la piel».

Básicamente, en someter las manos al paso de la corriente, con el fin de debilitar o «adormecer» las glándulas sudoríparas, reduciendo de esta forma la sudoración. Esta técnica se lleva aplicando desde los años 70 y no presenta efectos secundarios importantes (al menos, de momento).

Pero, no es oro todo lo que reluce. Los aparatos de iontoforesis son bastante caros, con precios que rondan los 300€ (aquí tienes un ejemplo). En su momento, no podía permitirme comprar uno, por lo que tomé una decisión: construir mi propio aparato de iontoforesis.

Ionomat
Este es el aspecto del Ionomat, uno de los múltiples aparatos homologados de iontoforesis.

El cómo lo hice, puedes encontrarlo en el libro, pero no quiero explicarlo aquí. La razón es sencilla: no tengo ni idea de si es seguro. Yo lo he utilizado y no he tenido problemas, pero no me hago responsable de que te ocurra lo mismo.

Tal y como te explico en el libro, tu primera opción debería ser hacerte con un aparato oficial y homologado, por muy caro que sea. Estos aparatos son seguros, mientras que uno casero, no. Por mucho que tengas que ahorrar o esperar, es preferible que lo hagas así.

Yo construí el mío por desesperación, pero, de haber podido, habría optado por el oficial. Si aun así quieres fabricar el tuyo (piénsatelo bien), puedes encontrar tutoriales en Youtube (de los que tomé ideas) o optar por el ejemplo de mi libro. Eso sí, primero infórmate sobre las contraindicaciones de la técnica.

En mi caso, solo lo utilicé en las manos, pero, según lo que he leído, también puede usarse en los pies. Realicé sesiones diarias (de unos 20 minutos) durante 2 o 3 semanas y el sudor se redujo casi por completo. Actualmente, me aplico sesiones cada 2 semanas, más o menos, con el fin de mantener el efecto.

La duración e intensidad de estas dependerá de tu grado de sudoración, por lo que consistirá en ir probando. De todas formas, tienes más información en el tutorial que te he dejado hace dos párrafos.

La parte mental

Como te decía, estos son los 2 métodos que utilizo para reducir la sudoración. Son simples y efectivos, aunque requieren paciencia. No vas a dejar de sudar de la noche a la mañana, eso tienes que tenerlo claro.

En mi caso, fue un proceso a largo plazo. Como cada vez sudaba menos, mi preocupación fue disminuyendo. He llegado a la conclusión de que el poder que ejerce la hiperhidrosis proviene de nuestra mente. Los métodos anteriores son una especie de parche, que proporciona espacio a tu mente para ver el problema con mayor perspectiva.

Horizonte
A la larga, el problema no es sudar, sino pensar que vas a hacerlo.

En el libro, hablo más en profundidad del papel que desempeña nuestra mente, en relación al sudor. Lo que te recomiendo es que, a la par que sigues los consejos de este post o del libro, trabajes en ti y te cuides. Hacer deporte y alimentarte de forma eficiente no solo reducirá el sudor, sino que te dará la confianza necesaria para no amargarte por sudar más de la cuenta.

Y, esto es vital, porque habrá recaídas. Si eres consciente de ello y lo tomas como algo natural, no habrá problemas. Sin embargo, si le das una importancia que no merece, te será complicado volver a salir de ello. Sudar es normal y, hasta que no lo aceptes, te verás envuelto en un círculo vicioso.

Pero, no te preocupes, para eso están los consejos que te he ofrecido a lo largo del artículo.

«Vivir sin sudor», un atajo

Mi propósito era resumir el libro en un solo post, y creo que lo he conseguido. Las ideas principales están ahí. A mí me han funcionado y sentía que estaba siendo egoísta si no las compartía con otros.

Como te explicaba, tienes toda la información necesaria para empezar. En mi libro, «Vivir sin sudor», se recoge todo lo anterior, ampliándolo con más detalles. Si quieres profundizar más, puedes adquirirlo, eso queda a tu elección.

portada
Portada de «Vivir sin Sudor»

Más que un libro, es una pequeña guía. Está disponible en versión digital y, lo más interesante, en mi opinión, es que te explico más en detalle cómo hice mi aparato de iontoforesis (aunque, recuerda que uno homologado debería ser tu primera opción).




Sé que, en temas de salud, reina el escepticismo. Es normal, a mí también me ocurre y, con un tema como la hiperhidrosis, aun más. Mi intención es ayudar, a través de mi experiencia, y eres libre de seguir o no mis pasos. Si te convence, perfecto. Y, si no lo hace, perfecto también.

Nunca creí que diría esto, pero la hiperhidrosis ha sido un regalo (a la larga, claro). Me ha permitido conocerme mejor y buscar soluciones a problemas que parecían imposibles. Es normal que no lo veas así ahora, yo tampoco lo hacía hace un tiempo. Sin embargo, lo creo así y espero que tú también llegues a ese punto.

Antes de terminar, recordarte que no soy ningún experto o profesional. Te animo a que acudas a tu médico para escuchar distintos puntos de vista. Por otro lado, me resulta imposible condensar tantos años y preguntas en un solo artículo. Todas las dudas que tengas, puedes dejármelas en los comentarios o en el correo vivirsinsudor@gmail.com.

Eso sí, siempre desde el respeto. 😉


Espero que te haya resultado útil. Si es así y conoces a otros que también sufren esta «alteración», me gustaría que lo compartieses con ellos. Cuantos más testimonios y experiencias tengamos, más sabremos sobre la hiperhidrosis, sus causas y sus posibles soluciones.

Gracias por llegar hasta aquí. Normalmente, mi blog no se centra en este tema, pero necesitaba hablar sobre ello. Con tal de haberte ayudado un poco, me quedo satisfecho.

Un abrazo,

-Javier

Si te ha gustado, compártelo: 😉

Deja un comentario