Estos son mis principios. Si no les gustan, tengo otros…

En esta vida, hay dos cosas que hago y disfruto muy a menudo.
Una es comer y la otra hablar de mí mismo.
La única pega es que hacer las dos a la vez es de mala educación.
(Lo hago igualmente)


Intento controlarme con ambas.
La primera, por mi salud.
La segunda, por la de los demás.

Por eso quedarme en blanco en un momento como este es raro.
Pero, como también me pasa, vamos a ir poco a poco.

Para empezar, este soy yo:

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Es la única foto «profesional» que tengo, así que la uso en todos lados.
Hacerme fotos no me gusta.
Además, han pasado 2 años de esta y estoy cada vez más cascado.

Lo que sí me gusta es escribir y leer.
Leer, desde siempre.
Escribir, desde hace unos años.
Algo friki.

Luego escribí y publiqué varios libros y ahí me convertí en un friki con honores.
Que parece que piensa en verso y es más listo que el hambre.
Pero yo hambre no he pasado, así que listo, solo los domingos.


El caso es que varias personas cercanas me empezaron a pedir ayuda para corregir sus textos y libros.
Al principio lo hacía por amor al arte, pero luego me di cuenta de que lo mío podía tener futuro.
Además, de algo tenía que comer.

Así que, entre otras cosas, ayudo a otras personas a escribir y publicar su libro.
Y cobro por ello.

También gestiono una lista de correo un tanto extraña.
En ella, mando consejos sobre emprendimiento a mis suscriptores.
E intento cobrarles.


Eso, entre otras cosas.
Las otras cosas tienen que ver con cocinas fantasma.
Calcetines de colores.
Podcasts para cuñados.
Y foodtrucks que se estropean.

Pero esas son otras historias.
Que vamos viendo en los correos.

Para saber más y aprender cómo lanzar una dark kitchen en la cocina de tu abuela, aquí.

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